Bolivia se distingue geográficamente porque su capital y el lago más alto del planeta están en el altiplano andino, un paisaje especial de la cordillera de Los Andes que existe en las alturas superiores a los 3000 metros sobre el nivel del mar (msnm) y que comprende casi el treinta por ciento del territorio de este país sudamericano.
La población de América del Sur, en su mayoría, habita las zonas aledañas a las altas cumbres de la cordillera andina que atraviesa todo el flanco occidental de la región. Estas zonas se conocen como llanuras, llanos o pampas, costas y playas que, generalmente, no tienen alturas superiores a los 1000 msnm. También, muchos sudamericanos viven en las colinas, valles y cerros que rondan los 2000 msnm.
Muchos de los bolivianos viven en alturas superiores a los 2500 msnm. No es común que dos millones de personas vivan en La Paz, capital boliviana, y El Alto, ciudades que se encuentran entre 3600 y 4100 msnm.
El lago Titicaca que mencionamos arriba, está a esa altura. Se ubica a unos kilómetros al noroeste de La Paz y es usado desde hace siglos por la gente de Bolivia y también del Perú para varias actividades religiosas y agrícolas, entre otras.
A estas alturas la cantidad de oxígeno en el aire es diferente y muchos de los que viven en estratos geográficos inferiores, como quien les escribe ahora, tienen que adaptar su respiración y sus movimientos para no sentir o aliviar la puna. Muchos turistas aprenden a morder la hoja de coca, porque la sustancia que tiene esa planta ayuda a los cambios de presión atmosférica y del aire, además quita el apetito y no genera adicción.
Los bolivianos de hoy descendientes de la colonización española son hispanohablantes. Pero parte de los que viven en el altiplano hablan aimara o quechua, idiomas pertenecientes a antiguas poblaciones prehispánicas. Para estos bolivianos bilingües, el español es su segunda lengua.
Decimos “poblaciones prehispánicas” porque los aimaras e incas, quienes hablaban en quechua, habitaban en esa geografía antes de la conquista española, en el siglo XVI. El nacimiento y desarrollo de la cultura aimara es anterior a la de los incas.
Una expresión del crecimiento precolombino, sinónimo de prehispánico, se aprecia en Tiwanaku1, antiquísima ciudad sagrada de la región, que se puede visitar en auto o autobús a una media hora de La Paz, por la carretera hacia el lago Titicaca.
Según los estudiosos fue el más importante centro comercial, cultural y religioso de la región hace más de mil años. Los estudios de arqueología indican que vivieron hasta treinta mil personas en un área de seis kilómetros cuadrados. Gracias a su desarrollo se expandió la quinua, un superalimento con mayores nutrientes que el maíz o el trigo2. De los aimara proviene también la cría de la llama y la alpaca, camélidos andinos. La religión incaica también le debe a Tiwanaku el mito de Viracocha, dios adorado por la cultura andina prehispánica que habría surgido del Titicaca y había formado con las piedras los primeros hombres.